La pasión de Concetta

A finales de 1936 en la Ciudad de México, Concetta di Leone tuvo una visión. Creyó ver a su fiel esposo, un príncipe ruso, abandonándola. Su presentimiento adquirió forma paulatinamente, ya que Vladimir Nigeradze comenzó a llegar tarde a casa primero y, luego, se ausentó por completo.


Concetta había dejado a su primer marido y a sus dos hijos, pues había caído completamente enamorada de aquel hombre que la encantó. Pero la magia duró lo que dura un sueño. Los problemas comenzaron a dar forma a los desacuerdos y las desventuras. Primero los gritos y después la indiferencia. El príncipe Vladimir había trabado amistad con el vicecónsul de Finlandia, Leo Gronroos, y con su esposa.


Concetta creyó ver en esa relación amistosa la causa de sus pesares. En su interior se fraguó la duda, alimentada por los celos, además de que el príncipe había dilapidado la fortuna de Concetta. De tal suerte que decidió asesinarlo y terminar con su sufrimiento. Dicen que luego de acabar con él se colocó el arma homicida en la sien derecha, pero fue detenida antes de acabar con su vida.


Puedes conocer más de este y otros casos en los Archivos secretos de La Prensa.


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